viernes, diciembre 07, 2012

Verano Tórrido...

  Era un verano tórrido y Adrián, un muchacho obeso y un poco raro, aunque servicial, pasaba los días bañado en eterno sudor en el supermercado donde trabajaba. Tras más de tres meses seguía sin percibir un leve síntoma de frescor. Ya que en dichos parajes cuasi ecuatoriales, los meses de calor prevalecían. 
  Por las noches, sin molestarse en recordar en qué deber o compromiso malgastaba las horas del día, se acostaba, dejaba en blanco su mente y soñaba. Unas veces acudían a él las ceñudas figuras de Idi Amín Dadá y Teodoro Obiang saludándose con cinismo y frialdad; otras, se topaba con su idolatrada actriz Nastassia Kinski y, al recibirla, se ponía tan excitado, que una inesperada y grata sensación de frescor recorría su espina dorsal. A veces, sobrevolaba en jet el casquete polar y cuando envuelto en frío helador, se disponía a tirarse en paracaídas, cual témpano licuado sobre una colcha calada en sudor, se despertaba... 

  Había en cambio una visión que al nacer el día se transformaba en realidad y cruel pesadilla. Ocurría al asomarse a la puerta de su choza situada en un altozano. Allí, en el magno chalé emplazado en el valle, estaba la piscina de doce por seis de su vecino. Próspero empresario extranjero, propietario de la fábrica que elaboraba los corchos de alcornoque de las botellas que producía el pequeño país. Complaciéndose en sus transparentes aguas, la delicada y atractiva figura de su única hija, braceaba con desenvoltura. Permanecía abstraído observándola. Daría lo que fuera por refrescar su maltratado físico junto a aquella blanca belleza. Por descontado lo haría en la zona menos profunda, donde podría hacer pie sin peligro de ahogarse. Razón por la cual ponerse a remojo, le inducía una desconfianza instintiva. 

  Meses después el calor siguió asociado a otra crisis: Una guerra. 
  Cuando saquearon el supermercado, Adrián se replegó a su choza y descubrió algo nuevo y desagradable: El miedo; traicionero y mortal. Durante las noches los cañonazos no le dejaban dormir y por las mañanas, débil y sudado, se asomaba a la puerta y contemplaba el chalé. Hacía un par de semanas había sido abandonado y aún así, misteriosamente, las aguas de la piscina preservaban intacta su nitidez cristalina. 
  La corriente eléctrica dejó de ser habitual y un anochecer en el pozo no hubo más agua potable. El calor persistía perturbador y angustioso, el traqueteo de la metralla perforaba sus tímpanos y tensaba sus nervios. Arrebujado en un rincón no cesaba de rezar y sudar. La sed, era insufrible. No tuvo mucho en qué pensar. La imagen de la piscina y la claridad de sus aguas actuaron como un imán. 
  Era luna nueva y no se veía a un palmo de distancia. Venciendo el miedo en minutos había saltado la verja y se encontraba aculillado sobre el borde. Empezó a recoger sorbos con una mano. Ansioso se agachó más, tropezó, perdió el equilibrio y cayó; dándose cuenta de su error. Pese a conocer palmo apalmo la piscina, el nerviosismo le había impedido pensar con claridad y determinar dónde se hallaba la zona menos profunda. 
  Tragaba agua, gesticulaba; se sumergía y volvía a salir. Y en esas estaba: ¡Se ahogaba! Cuando el brillante diagnóstico se reveló en su cerebro. Durante aquellas mañanas de deseo presenció mil veces a la muchacha y su elegante forma de moverse. Tal vez no resultara difícil hacer exactamente lo mismo. Se concentró. Sus brazos y piernas dejaron de zarandearse, se sincronizaron y comenzaron a flexionarse con una cadencia rítmica. Sacó la cabeza, respiró con sosiego y en un breve instante era un consumado nadador que con preocupación, se daba cuenta de algo más: El agua estaba templada y continuaba sudando. 
   Giró sobre sí y al darse la vuelta, sonrió. Le bastaba nadar hacia la parte más profunda. Comenzó a bracear, la oscuridad era absoluta y ni siquiera vislumbraba el bordillo opuesto. 
  Braceó mucho; tal vez unas horas. Nunca había braceado tanto. Y en sinceridad, era la primera vez. Una cosa estaba clara; debía progresar con excesiva lentitud. Sin embargo ¿de dónde sacaba las fuerzas? Continuaba acalorado y su sudor al mezclarse con el agua constituía un aceite dúctil, en cierto modo agradable. Giró, se puso de espaldas y se sorprendió. La oscuridad se había transformado en un escenario de claridad límpida y admirable. Las estrellas titilaban con intensidad milagrosa. Tanto, que ahora no le costaría ver la casa, los bordes de la piscina e incluso la espesura de la selva a su alrededor y, sin embargo, ¿dónde se encontraban...? 

   El bramido de una sirena le sobresaltó, se dio la vuelta y allí estaba. La mole inmensa, orlada de lucecitas de un trasatlántico, perfilándose con claridad ante él. Pero... algo sucedía. Sobre la superficie de un mar de cristal se hallaba escorado a babor. La situación era obvia, ¡se hundía! A continuación le llegó el alboroto de multitud de voces aterradas y, para su sorpresa, entre el tumulto distinguió una llamada débil y exhausta, pero clara. Pensó que aquello le asustaría, en cambio sintió una seguridad confortante. 
  Su aleta azul oscuro se posó con suavidad sobre su vientre estriado y blanco. Tomó impulso y avanzó con agilidad. 
  Encontró a la mujer boqueando sobre el agua, presa de la hipotermia. La recogió sobre su lomo sudado y caliente y la depositó sobre los restos de una barcaza. Sólo entonces supo de quien se trataba: Era la joven de la piscina. 
  Transcurridos unos instantes comenzó a moverse despacio. Estaba viva pero temblaba bastante. Se volvió hacie él y hablando con un hilo de voz, le preguntó.
 —¿Sigues sudando? 
Avergonzado, moviendo sus aletas, Adrián asintió. 
Ella, respondió. 
—Es normal. Y mirándolo con ojos claros y abiertos, le dijo.— Gracias por salvarme.—Y siguió— Ahora, tienes que sumergirte. En la profundidad encontrarás el frescor que anhelas, comida, amigos... lo que desees. Ya nada será superficial para ti. Por cierto. Desde el momento en que tomaste contacto con la piscina, formas parte del mar. En lo que a mí respecta, pertenezco a la Tierra... 
  Permanecieron observándose minutos, o quizá más... 
  Arrastrada por la corriente, lentamente la barca empezó a alejarse, se convirtió en una estrella más del firmamento y desapareció de su vista. 
  Adrián se sintió triste y vacío, solo entonces empezó a comprender que aparte de selvas, guerras, y sudores, había encontrado algo más: Amor y una nueva existencia. Sin dudarlo aspiró intensamente, e invadido por un sentimiento de placer se sumergió en los abismos de la vida. 

  José Fernández del Vallado. Josef. 7 diciembre 2012.

 

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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

45 libros abiertos :

Ama dijo...

Ohh que buen final para el muchacho raro... Ya creo que todos tienen un lugar dónde encajar... =)

Besos mentales.

Dyhego dijo...

Que esos abismos no se lo traguen, sin que lo conduzcan a esa felicidad necesaria y merecida.
Salu2 acuáticos.

lisebe dijo...

Muchas veces todos somos Adrianes en el mar de la vida y de nuestra existencia, alcanzar los sueños, solo están en las ilusiones que nos hacen nadar.. y a veces solo a veces conseguimos algun sueño..

Un placer leerte mi querido amigo.

Besos

lichazul dijo...

tremendo relato JOSEF, sirena y hombre aún se conectan
mito y leyenda de la mano
con muchas marcas en las cuevas dejadas desde siempre

Felicitaciones , el mar es cuna ancestral y vientre vivo
de toda nuestra historia... al igual que Adrian también volveré
a sumergirme en él sea en vasija que me lleve o si me esparcen como ceniza
a sus mareas y corrientes vivas


besitos y buen fin de semana

Amapola Azzul dijo...

!! Qué suerte tuvo Adrian¡¡,

Bueno, un relato que acaba en final feliz.

Me gustó.

Gracias por tu visita.

El toque surrealista me gusta. Besos.


Lore dijo...

¡Vaya relato fantástico!!! ¿Tú eres ese a quien falta inspiración?
Pues yo la quisiera para mí, y un día llegar a escribir así, como tú, bueno con un poco menos me conformaría.

Me ha encantado, cuantas veces mis sueños la mayoría suelen concentrarse en el mar...impresionante mar.

Un beso y gracias Josef.


Jo dijo...

lo raro se aprecia ... mucho mas hermoso desde la anormalidad :)

Anónimo dijo...

Un ritmo al principio un tanto de desasosiego, pero con final feliz. Dominas el relato con una prosa de nivel Jose, con innegable riqueza de vocabulario, te felicito.

Me cuesta creer lo que me has dicho en el blog, de que ya no tienes alma; no sé, tal vez no la tenemos nadie, tal vez es cuestión de entregas y de lastres, de harturas, en fin, que me ha gustado, gracias.

Como no utilizo en mi blog seguidores y esas cosas, no caigo cuando voy al de los demás, si no lo veo; lo acabo de localizar y me he sumado, para no despistarme.

Abrazo

Magia da Inês dijo...

¸♫°✿✿╮

Amei o final da história.
Bom fim de semana!
Beijinhos.
Brasil.

¸♫°✿¸.•°✿✿°♫¸

lunaroja dijo...

Preciosísimo,e intenso relato,lleno de tristeza,desazón,pero a la vez con giros de mágica poesía..
Me ha encantado,y ya te pongo en mi lista de preferidos! Gracias por comentar mi texto en el blog del RINCON DE LA LUNA! ( no es experiencia real,o digamos,es a medias,como a muchas parejas les sucede a veces) En todo caso,gracias por pasarte!

lunaroja dijo...

Otro comentario que quería hacerte MARAVILLOSA la música que nos acompaña mientras te leemos!

Esilleviana dijo...

La historia es original: un chico gordito y poco atractivo consigue aprender a nadar y en general, a salir adelante a pesar de las dificultades -el calor, la guerra, la sed- logrando ayudar a una persona solvente, con capacidad suficiente para resistir y aún más, destacar. Me gustan los cambios que te encuentras en los diferentes párrafos; en la tierra, en el mar, sobre la barca son situaciones muy reales que simbolizan la vida diaria.

Un abrazo

Bee Borjas dijo...

Tremende historia, Josef!!! Excelente narración! Además es imposible no empatizar con este Adrián que has creado! Todo un canto a la libertad y al reencuentro.
Felicitaciones, mi amigo! :)

Julia Hernández dijo...

Bello, me encanta los recursos literarios que utilizas y la forma de jugar con ellos, lo sabes. Y claro que escribes desde la profundidad de tu alma José,eres un escritor con mucha trayectoria, no en valde tu obra tan extensa.
Me gusta el comentario de calmA... y también su blog. Tus palabras en mi blog me alientan a seguir, aunque lo dudo,... hoy que no tengo la parte necesaria y fundamental para hacerlo. Besos amigo mío!!!!

TORO SALVAJE dijo...

Me alegro por él.
Cualquier día me sumerjo yo también.

Saludos.

josef dijo...

Gracias Belleza ¡Positiva! jajaja, por tus visitas y por estar siempre ahí.

Un beso supramental!

josef dijo...

Gracias Dyhego por esos ánimos para el protagonista. Creo que ahora debe estar disfrutando a raudales su nueva vida en las profundidades oceánicas...


Un abrazo.

josef dijo...

Me alegra mucho encontrarte de nuevo Lisebe. Creo que hay que soñar siempre. No se debe claudicar nunca a nuestros sueños....


Un placer igualmente querida Lisebe.

Un gran abrazo.

josef dijo...

Creo, amiga mía, que yo también terminaré en el océano. Es, tal vez, el lugar ideal para volver a empezar de nuevo...


Un placer siempre tus visitas!

Besos igualmente.

josef dijo...

No fue suerte, sino el destino. Creo que su vida se encaminaba en esa dirección. hay veces enque caminamos en la dirección adecuada; lo malo es que otras veces, no.

Besos.

josef dijo...

Pues sí Lore. aunque no lo creas me cuesta tanto últimamente... Creo que es porque me estoy volviendo más realista y la verdad, seré sincero. No me gusta demasiado el realismo, sobre todo, tal como s vive en la actualidad...

Gracias por la amable visita.

Un abrazo.

josef dijo...

Claro que sí Jo. Lo que aquí sucede no es algo muy normal en la vida pero... ¿y si lo fuera? ¿Tal vez entonces las cosas empezarían a enderezarse? Me gustaría pensar que con algo de fantasía, respeto y amor, las cosas podrían cambiar en este mundo torcido...

Gracias por visitarme.

Un abrazo.

josef dijo...

El desasosiego es lo que desestabiliza nuestras vidas y nos deja sin alma. Vivimos en un mundo donde el desasosiego es el pan de cada día e increíblemente, muchas personas llaman al "desasosiego y al stress" actividad gratificante. Yo no puedo vivir al ritmo que nos exigen las multinacionales: Competitividad, brillantez, rapidez e inteligencia? Dónde está la inteligencia de un ser que a todas horas se mueve como una rata desaforada? ¡Eso es locura! Encuentro más inteligencia, respeto, afabilidad y sobre todo "ritmo de vida," en un campesino o un isleño que vive alejado de las turbulencias de nuestra sociedad. Pero claro, como ya no quedan muchos lugares agrestes donde encontrar tu ritmo de vida, debemos crearlos aquí mismo, al lado mismo del Rockefeller Center o de la Torre Picasso. En cuanto a mi alma... sigo buscándola.

Muchas gracias por visitarme.

Un abrazo.

josef dijo...

Gracias de nuevo por la visita querida Inés.

Beijos en portugués...

josef dijo...

Me halagas lunaroja. Intento, solamente, dar un poco de sentido a lo que escribo y sobre todo, que tenga algo de vida.

Gracias por la visita y me alegra que te haya gustado la música.

Un abrazo.

josef dijo...

me alegra saber que, en general, te ha gustado. Seguiré esforzándome. Es lo que siempre procuro...

Gracias por la visita.

Un abrazo.

josef dijo...

Gracias Bee. Es una buena historia. Yo espero tu próximo relato con ansiedad. El último me gustó mucho.

Gracias por la visita, de nuevo.

Un abrazo.

josef dijo...

Gracias Delfín. La trayectoria y la obra es lo de menos. Lo importante es seguir sintiendo que escribo...
En cuanto a ti debes seguir adelante. Si yo lo hago porqué tú no eres capaz? Eres una escritora de talento y lo sabes...

Gracias por la visita.

Un abrazo.

josef dijo...

Saludos Toro.
Creo que eso es lo que hay que hacer: Pringarse, o lo que es lo mismo: Sumergirse. Si no nos sumergimos ahora que es el momento de hacerlo, nunca saldremos a flote...


Un abrazo.

Teté M. Jorge dijo...

Que final emocionante... interessante... gosto por onde você passeia na mente humana e nos sentimentos que revela...

Beijos.

Verónica Calvo dijo...

Encontró su verdadera esencia y su camino gracias a dejarse llevar y a escuchar.

Abrazos

virgi dijo...

Impresionante la capacidad fabuladora que tienes.
Un beso

Felicidad Batista dijo...

José, un relato que nos sumerge en las profundidades de la vida. En la delgada frontera entre lo que se sueña y lo se desea. Son los temidos cantos de Sirena, de los que tanto huía Ulises, los que señalan el camino a nuestro Adrián. Y no duda al final en atreverse a vivir y no permanecer atrapado en el miedo de la guerra, de la injusicia, del vacío. Ese miedo que paraliza e impide vivir.
Un magnífico relato José con metáforas narrativas que nos hablan de la realidad y el deseo, de lo que sucede y de lo que se puede cambiar.
Es siempre un placer literario sumergirse en tus relatos
Un abrazo

mientrasleo dijo...

Me ha gustado mucho, muy de "a pie" y un gran consejo. Soy de los que opinan que para vivir la vida y lograr cosas, hay que meterse al agua. No se puede pensar que todo el que se tira al mar se ahoga :)
Besos

Mos dijo...

Pues qué quieres que te diga, Josef: A mí me ha encantado este cuento de final feliz para el chico raro. Encontró el amor y después la paz del océano, de las profundidades donde podía ser él mismo y sentirse bien. Es un cuento mágico, no me cabe duda.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

Arisenag dijo...

Tu Adrián me resulta conocido.. puede que todos debiéramos lanzarnos a las profundidades.. aunque no creo que siempre el resultado sea el mismo que ha tenido él .. A veces te ahogas...

Un cálido abrazo

Amig@mi@ dijo...

No te creas que tu historia es tan ficticia. Conozco un chico que tiene ese problema y lo malo es que aun no ha encontrado su piscina.
Una bonita hietoria con moraleja. Todos acabamos encajando tarde o temprano, en algún lugar.
un abrazo

Unknown dijo...

chico raro eh, nada mejor que despues de sumergirse salir a la superficie y respirar la vida.

Dejame que te cuente dijo...

este relato me "toca" la fibra... la fibra sensible...
conoces el problema de la hiperhidrosis?....

casi nadie sabe que significa....pero somos muchos los que la padecemos..
yo vengo padeciendo sus molestias los meses calidos sobre todo...(para mi seria eternamente otoño e invierno)
es duro...muy duro vivir entre sudores...
yo aveces sueño tambien con ese frescor que alivie.... pero apenas abro los ojos... noto como millones de gotitas...a modo de microscopicas agujas...comienzan a perforar los poros de mis manos...

en fin....
cosas de la vida...


Un abrazo...¡¡¡

Déjame que te cuente
www.dejamequetecuente.net

Aristos Veyrud dijo...

A pesar de los horrores el amor siempre despunta como esperanza donde lo humano tiende a ser posible. A través de los cambios y las propias metamorfosis siempre habrá un referente latente donde el corazón nunca pierde su patria ni su territorio.
Saludos Escritor!!!

matrioska_verde dijo...

¡que relato tan surrealista!, hasta onírico, diría.

biquiños,

Mari-Pi-R dijo...

Una nueva existencia apareció después de tanta guerra y sudor, al final vivió la paz.
Un bonito relato, saludos

GarlaKat dijo...

Aquí sigo y no se me ocurre un comentario que no sea el anterior, no le falta ni le sobra nada. Sólo me quedaría imaginar y preguntar en qué animal acuático se transformó nuestro amigo.

Anónimo dijo...

Hola!!!!! Vine a devolverte la visita y con tu permiso me quedaré. Lo cierto es que tu relato (el primero que leo aunque iré indagando un poco más) me ha gustado y mucho, a veces la realidad suele ser tan dura que uno precisa ese instante en el cual la existencia ofrece una salida no deseada pero que puede pintarla con los más bellos colores para que así sea un destino que no se quiera dejar pasar. Sólo espero que en el fondo de su mar encontrase todo aquello que tanto quería encontrar.

Saludos!

josef dijo...

Hola mi nueva amiga FG. Me encanta que te haya gustado, tengo bastantes por aquí, no todos te gustarán. también he observado que tú escribes poesía y además tienes buenos relatos en tu blog que seguiré muy de cerca.
Hoy, quiero serte sincero, ha sido unplacer encontrarte y he disfrutado mucho leyéndote.
Eres una excelente escritora!
Un fuerte abrazo.

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